miércoles, 22 de febrero de 2012

¿ME PERDONAS?


Qué fácil es hablar del perdón, pero que difícil es darlo.
Algunos han dicho que es un don el saber que estamos equivocados y que podemos ser perdonados; pero ¿qué pasa con los que se equivocan y nos hacen daño?
Algunas veces deseamos castigar a dicha persona, pero quienes salen más castigados somos nosotros mismos y para liberarnos es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos que no son nuestros, sino que son de quien nos hizo daño, y hay que dejarlos ir.
Cuándo sucede esto, me pregunto, ¿qué hubiera yo hecho en lugar de la otra persona que me hizo daño, si yo hubiera estado en la misma situación y circunstancias?
Casi siempre concluyo que en ese momento, lo que hizo esa persona fue su mejor opción para él, aunque no para mí, y lo que la otra persona hizo fue sólo protegerse, no fue su intención hacerme daño. ¿Acaso no hice sentir yo alguna vez a otra persona de la misma manera?
¿Estaré pensando que mis sentimientos valen más que los de la otra persona? Y de ahí viene la siguiente reflexión:
Me siento herido, pero eso no significa que la otra persona sea mala o en verdad quiera hacerme daño. Simplemente la otra persona no conoce toda mi vida ni mi pasado, igual que yo no conozco el suyo, y no sabe lo que traigo guardado en mi historia personal.
El perdón no se pide, se da… Y la razón más importante para darlo es que me libero de una gran carga.
La vida es demasiado corta para almacenar
odio y rencor en nuestro corazón .
Aunque sientas la tentación de recordar la ofensa,
debes ser capaz de superarla y perdonar.
Además, muchas de las ofensas son imaginarias
y otras están magnificadas.
Cualquier persona puede cometer errores
que producen ofensas en quienes le rodean,
y esas ofensas suelen llevar aparejadas
un sentido de culpa para su causante.
Si la persona se desentiende de la realidad
ignorando la ofensa que ha producido,
o proyecta sin razón su culpa sobre los demás
eso solo sirve para provocar un daño mayor.
El desconocer un error no remedia el mal
sino que profundiza mas la herida producida.

Para poder vivir felices, todas las personas
tenemos que dar y recibir perdón.
Muchas veces sin quererlo ofendemos a alguien
y necesitamos recuperar la paz.
Para ello debemos aceptar nuestra culpa,
pedir perdón y reparar la falta cometida.



¡PERDONAME POR FAVOR!
¡TU AMISTAD PARA MI ES AUN MAS VALIOSA QUE TODOS MIS ERRORES JUNTOS!